miércoles, 23 de marzo de 2011

MI TERCER ANGEL DE LUZ

Yo soy una privilegiada, tengo tres Ángeles de luz, mi padre, mi madre y mi tita.
Hablo de estas tres personas porque están al otro lado y es una especie de homenaje que les quiero hacer, pero este blog no va a ser el hablar de todo bicho viviente que quiero, el blog no va de eso. Esto, repito, es mi orgullo y agradecimiento, por haber formado parte de mi vida.
Mi tita era el pilar de mi casa, la que sujetaba todos sus cimientos, a raíz de irse mi madre.
Era una persona eficaz, lista, trabajadora, que sabía en cada momento lo que teníamos que hacer y que gracias a ella nosotras no tubimos la típica madrastrona (que siempre son tan malas, habrá sus excepciones) claro que algunas madrastronas han sido buena gente, pero en modo alguno, pueden por mucho que se empeñen, sustituir a una madre, sobre todo cuando las niñas no son bebes.
Mi Tita fue una tía especial, firme y segura cercana con nosotras y que a su manera especial nos quiso mucho. Conmigo, que como dije ayer me cojió con 9 años, se esmeró. Yo, toda la vida dormí con ella en el mismo cuarto, eso nos hizo quizás que a mi me mimara especialmente y cuando me fui haciendo mayor y yo ya no vivía en esa casa, porque me casé, cada vez que tenia una duda, la llamaba para consultarla. Eso a ella la encantaba y a mi me parecía extupendo hacerme la pequeñita para que me dijera cosas que a mi me parecía que teníamos, de esa manera, una complicidad especial.
Se marchó hace pocos años, y al igual que a mis padres, la echo de menos cada día. Pero, incluso a veces, pienso que no puede ser que se haya marchado, que todavía está aquí, e incluso digo:      -cuando llegue a casa, llamaré a la tita para contarle esto o lo otro-.
No, no es que este loca, es mi subconsciente que a pesar de los años no ha aceptado todavía su marcha. Es curioso como el cerebro campa por sus respetos, sin pedir permiso.
Era una persona que disfrutaba todo lo que la vida le daba, fue muy moderna y se adapto a las cosas nuevas que tenemos, con mucha naturalidad. De ella me admiraba su seguridad en si misma, y lo lista que era, captando las situaciones de la vida y aceptando lo que le deparaba la vida, sin queja ninguna.
Quiero pues decirle, que la quiero mucho y que también la espero, en el túnel de la luz, para darle un gran abrazo .

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